Mi Mari
Ella es incansable, genuina e irónica. Siempre me recuerda que hay que ver "el otro lado de las cosas", que no tiene cabida darse por vencida.
Mari es mi madre, le gusta el campo, los animales y la comida, aunque no tanto cocinar. Cuestión que disimula especialmente bien, ya que, a pesar del revuelo que pueda haber en la cocina, sus producciones son exquisitas.
Como acción memorable recuerdo cuando, jugando al escondite, olvidó a mi hermana dentro de la funda de la almohada. También recuerdo aquel día en el que tuvo la genial idea de poner guindilla en mis uñas para que no las mordiera... Hazañas de madre inexperta que jamás se borrarán de mi mente, como las risas que produjeron.
Hemos crecido juntas, nos hemos caído y levantado. Hemos sido madre e hija, amigas y hermanas.
Que no me la cambien por ná.
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