Otros cuentos son posibles
< La ratita presumidamente no apta para ser mecánica > Beyon era una ratita presumida a la que le encantaba acicalar su pelo y adornarlo con un lazo rojo. Su belleza era indescriptible y todo su entorno esperaba de ella que se interesase en buscar un buen esposo. La cuestión es que, desde bien joven, Beyon había navegado por los interiores de numerosos coches que, a diario, eran estacionados próximos a su casa, conociendo hasta el más mínimo detalle de su composición. Recorrer el interior de los vehículos y analizar toda su composición y funcionamiento era su pasión, por lo que siempre quiso dedicarse profesionalmente a ello y ser mecánica. Al alcanzar los 3 años de rata necesarios para poder trabajar, Beyon se acercó al taller de su barrio, certificados de profesionalidad en mano y con una ilusión incalculable por emprender su camino como mecánica de coches. ¿Qué fue lo que encontró? Un jefe cobaya que cuestionó su fuerza y su capacidad para ejercer dicha profes...